Driado Lancollum.

Nombre del personaje: Driado Lancollum.
Alineamiento: Neutral Bueno.
Descripción física:
Como todo Gnomo, Driado es de una estatura baja, incluso para los de su especie, mide 3' pies justos (Apenas llega al metro de altura), y su peso esta equivalente a su altura, unas 39-40 Lb de peso.

Su pelo es corto y totalmente negro, lo suele llevar escondido debajo de un gorro de cuero. En su cara podemos observar un cuidado bigote, siempre brillante y bien cortado. Su piel es de color tostado tirando para leñoso, esto se debe a la afición que cogió a tomar el sol en las playas de la Costa de la Espada durante sus años de aventurero en Faerun.

Siempre lleva ropas de cuerto, unos pantalones de cómoda tela y si lo pillaas trabajando en algo, suele llevar su delantal de cuero.
Unos guantes y unas botas viejas pero bien lustradas aparte de su cinturón lleno de engranajes y ganzúas diversas acaba su curioso vestuario. Siempre lleva consiogo una o dos espadas cortas, depende de la tarea que tenga que realizar.
Un dato que hay que destacar es el extraño aparejo de lupas que utiliza cuando esta en su taller, lo suele llevar atado en la cabeza con coreeas de cuero //(Como el que se ve en mi avatar del foro y en su portrait)//






Driado Lancollum era un tranquilo gnomo oriundo de las llanuras del centro de Turmish. Pasaba
su tiempo jugando a construir cosas con piezas y engranajes ayudado por la afinidad a la magia propia de su pueblo. Devoto de Nebelun, el hacedor de prodigios (un aspecto de Gond), el dios gnomo de los inventos y la herrería.

Su curiosidad por las maquinas y su funcionamento lo llevó en un primero momento a Alaghôn, capital del reino de Turmish y uno de los pricipales puertos comerciales del Mar de las Estrellas Fugaces y del Estrecho de Vilhon, aprendiendo todo lo que podía sobre cualquier máquina y
herramienta, sin importar si fuera un instrumento de guerra o paz.

Su interés en las máquinas y en este tipo de artilugios lo llevo a recorrer todo Turmish y parte del estrecho de Vilhon. Más tarde tuvo que ir ampliando sus fronteras y viajó por toda la Costa de la Espada, durante estos días de aventurero amasó una buena fortuna que le aseguraba una vida placentera una vez dejara la ajetreada vida de las aventuras.
Sus viajes le llevaron a la isla nación de Lantan dónde su curiosidad y su habilidad técnica
adquirida con los años se hicieron querer se un maestro artífice a otro, aunque pronto se aburrió de la compañía y montó una tienda con sus ahorros, no muy lejos de su casa en Lantan. Allí vivía tranquilo inventando máquinas con ayuda de la magia, durante sus días de aventurero había desarrollado el instinto natural de los gnomos por la ilusión. Al principio vivía bien de su tesoro pero pronto empezó a vender más y más productos a mercaderes que estaban de paso por Lantan y a cualquiera que se viera un poco interesado, tenía un buen sentido para los negocios también.
Lo que Driado no esperaba es que sus objetos se vendieran por tantos y tan recónditos sitios
de Faerun llegando incluso a venderse en las lejanas tierras de Zhay y Rashamen. Su fama fue aumentando poco a poco, se le conocía como un gran maestro artífice gnomo. Lo que no esperaba era a los admiradores pesados, los aspirantes a aprendices y (a pesar de su propia fe) a los fanáticos religiosos. En menos de un año, su ermita y taller se había convertido en una pequeña aldea dedicada a Nebelun.

El señor Lancollum no estaba preparado para tener una aldea a su alrededor y menos aun que
exigieran que él, fuera su lider. Se recluía en su taller y se pasaba noches enteras experimentando y pensando como diantres salir de allí y seguir viviendo tranquilo como había hecho hasta ese momento. Uno de esos días llegó a sus oídos un rumor que reavivó sus deseos de aventura.
La isla de Arthena, sumida en una terrible guerra contra los Drows desde hacía varios años, había recuperado en gran medida la paz y sus territorios eran seguros. Las fronteras estaban abiertas y todo aquel que lo deseara podía volver a viajar hasta la capital de la isla, Puerto Genn. Aunque no sabía muy bien que hacer uno de sus principales amigos, un elfo llamado Ilaldil, consiguió convencerlo de que necesitaba unas buenas vacaciones, desaparecer por completo de Lantan y vivir aventuras como antaño.

Dicho esto, Driado empezó los preparativos, no sería difícil escabullirse de Lantan, solo tenía que llegar a Sundrah, coger el barco hacia Puerto Genn y no volver en mucho tiempo.
Lo más difícil de todo fue curiosamente, salir de la aldea. Todo lleno de arcanos chalados y
sacerdotes diversos. Aun así consiguió eludirlos haciendo explotar su taller. Eso sí, llevándose todas sus pertenencias en bolsas mágicas, no podía permitirse abandonar el trabajo de tantos años.
Una vez en el barco y sobornados los marineros para que no dijeran que estaba allí (lo conocía demasiada gente en Lantan), una nueva vida de aventuras se presentaba en la tranquila isla de Arthena. Lo que Driado Lancollum no sabía, era que Arthena, de tranquila tenía poco..